No eres la teoría, que tu espina
hincó muy hondo; ni eres de enseñanza
de la rosa la rosa, pues tu lanza
abrió camino a rosa que camina.
Eres la rosa misma, sibilina
maestra que dificulta la esperanza
de la rosa perfecta que no alcanza
a prender de la rosa que alucina.
Rosa de rosa, idéntica y sensible;
a tu ejemplo, profano y mudadero,
el poeta hace la rosa que es terrible.
Si eres la rosa eterna que en tu rama
roba al que, prevenido prisionero,
rozó la rosa del amor que ama...
Extracto de "Sonetos de la rosa" de Martín Adán
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