Es extraño ver como unas simples letras puede reunir a un grupo exigentes de mujeres de todas las edades, razas y condición social; aquella palabra tan simple y siniestra a la ves, es denominada "Cierra Puertas", si aquella que insita al consumo masivo de todo tipo de accesorios tanto para hombres como para mujeres, pero que son ellas, las féminas, las más voraces compradoras de todo tipo de artículo y más aún si se refiere a ropa.
Nos encontramos con mi hermana, mi cuñado y mi muy feliz sobrino Adielito en el Jockey, yo estaba con Mamá y Papá, así que digamos era un paseo familiar, claro un paseo a Ripley y Saga. Mi inocencia hizo que no objetara dicho "paseo", sin pensar que en aquellos lugares estaba el famoso "Cierra Puertas" al acecho. Al ir bajando las escaleras eléctricas pude divisar ese gran número de féminas aglomeradas en los aparadores y vestíbulos, buscando diferentes prendas, era como ver leones comiendo una zebra devorándolo sin piedad, y sin piedad aquellas mujeres buscaban algo que les quede, entre colores, tallas y modelos. Mientras en medio de esa casería incesante había un reponedor, aquellas personas que ponen las cosas en su lugar cuando la clientela muy amablemente las deja tirada en cualquier sitio, valla trabajo sacrificado, pues mientras esta persona doblaba y acomodaba una prenda llegaba intespectivamente otra señora muy amable ella para "ver" si le gustaba o no, y así es la situación:
-Coge la prenda, la mira, se la prueba para ver que tal le queda, ve el color, hace una mueca, revisa la tela, no se convence y al final la deja (así son todas, bueno la gran mayoría) y así prenda tras prenda.
Y mientras mi madre y hermana buscan que comprarse, puedo apreciar que no soy el único que se siente extraño en medio de todas estas mujeres medio orates por comprar, a mi alrededor muchos como yo, nosotros los del sexo fuerte usados como burro de carga por estas señoritas que solo buscan a alguien que les lleva las cosas mientras ellas, buscan y rebuscan algo en toda la tienda, aquí no hay que yo soy bello, nada que soy elegante, nada que soy manco, mientras puedan llevar prendas de ellas en un brazo todo vale.
Padres acompañando a sus tiernas nenitas locas por llevar de todo, enamorados cargando las cositas de sus muy consideradas enamoradas de turno, esposos con la billetera a fuera esperando ver cuanto será lo gastado por sus muy queridas esposas. Así todo un show en el cual los únicos fuera de lugar somos nosotros, los hombres.
En Saga la misma situación, caótica para el momento del pago, señoras apostadas en las cajas luchando para ser atendida antes que la de adelante (¿?) una batalla interminable.
Ahora, me pregunto si las mujeres no sabrán que salen casi uniformadas de estos lugares, digo, acaso una prenda del mismo modelo y color no se la llevan como 100 mujeres aproximadamente, (bueno quizás exagero), y cuantas de ellas, las de menos suerte claro, se encontraran vestidas iguales con otras, mismo modelo, mismo color, valla que situación. Lo bueno es que nosotros, los hombres no nos hacemos tanto lío como ellas a la hora de comprar, nosotros somos en resumen: “Simples”
Anubix
domingo, 10 de mayo de 2009
Día de compras
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